Previamente debemos realizar una serie de consideraciones: la confusión y mistificación históricas en torno al término "socialismo". Evidentemente no consideramos tal las sociedades de Capitalismo de Estado (Colectivismo de Estado según otros, en todo caso sociedad de explotación) que de este se reivindicaban (URSS, Países del Este, China...). En términos marxistas la realización de la sociedad socialista-comunista (que entiende como sinónimos) supone la superación de la explotación y de la ley del valor; es decir del sistema de trabajo asalariado, con la consecuente abolición no ya del mercado sino también del dinero y la adquisición de los bienes en función de su valor de uso. No descartamos por supuesto que en la transición puedan subsistir categorías del anterior sistemas, o incluso Engels insinua la utilización de vales no intercambiables entre si, en los que se incluya el número de horas aportadas a la sociedad con el trabajo.
No obstante, la economía socialista plenamente desarrollada (no se trata de la vuelta a un comunismo primitivo) debe partir del nivel de desarrollo de las fuerzas productivas aportado por el capitalismo. Por ello, lo que es una "asociación de productores libres" no puede evitar los calculos relativos a problemas tales como las necesidades, las fuerzas productivas disponibles, la correcta asignación de recursos ... La economía socialista no funciona en función de los beneficios pero debe optimizar el tiempo de trabajo disponible, los recursos energéticos y materias primas y dilucidar su compleja red de interacciones. De lo contrario nos podríamos encontrar con una pérdida estúpida en el aprovechamiento de trabajo humano (por una hipotética baja calidad o productividad de los bienes de equipo) o un mal dimensionamiento de las necesidades energéticas o de materias primas que provocase una sobreexplotación de los recursos del planeta para unos resultados pobres. Por no hablar de la resolución de la intrincada red de productos finales, semielaborados, bienes de equipo: sería un mal aprovechamiento la parálisis en el funcionamiento de una máquina por la falta de un determinado componente que se fabrica en Burdeos y todavía está en proceso de elaboración. Si dicha máquina es por ejemplo una cosechadora se produciría un cierto impacto en la producción de alimentos. Si la descoordinación es la norma podríamos encontrarnos con carencias y faltas de calidad en lo relativo a las necesidades más básicas.
Es por ello, que la economía socialista no puede prescindir de la planificación y el cálculo, aún superando toda explotación y toda atadura burocráticas. Y si partimos de que el socialismo solo puede ser una sociedad establecida a nivel mundial la complejidad de la red de producción se ve incrementada
En los próximas entradas del blog vamos a salir al paso de este debate de absoluta necesidad como punto de partida de cualquier movimiento que pretenda transformar realmente la sociedad (por supuesto a mejor, pues la opción contraria no es descartable por desgracia). Pues sin un constante reciclaje teórico y un aprendizaje de la realidad objetiva no es posible una teoría revolucionaria y sin teoría revolucionaria no hay revolución. Es este tremendo déficit teórico el que permite actualmente a las clases dominantes aplicar brutales medidas a pesar de las movilizaciones de masas, que sin descartar sus méritos (15-M, luchas en Grecia, Ocuppy Wall Street) no son suficientes siquiera para hacer retroceder levemente la determinación de los "peces gordos". O que movimientos como la "primavera arabe" acaben en guerras o con la victoria de los candidatos islámicos.
No obstante, la economía socialista plenamente desarrollada (no se trata de la vuelta a un comunismo primitivo) debe partir del nivel de desarrollo de las fuerzas productivas aportado por el capitalismo. Por ello, lo que es una "asociación de productores libres" no puede evitar los calculos relativos a problemas tales como las necesidades, las fuerzas productivas disponibles, la correcta asignación de recursos ... La economía socialista no funciona en función de los beneficios pero debe optimizar el tiempo de trabajo disponible, los recursos energéticos y materias primas y dilucidar su compleja red de interacciones. De lo contrario nos podríamos encontrar con una pérdida estúpida en el aprovechamiento de trabajo humano (por una hipotética baja calidad o productividad de los bienes de equipo) o un mal dimensionamiento de las necesidades energéticas o de materias primas que provocase una sobreexplotación de los recursos del planeta para unos resultados pobres. Por no hablar de la resolución de la intrincada red de productos finales, semielaborados, bienes de equipo: sería un mal aprovechamiento la parálisis en el funcionamiento de una máquina por la falta de un determinado componente que se fabrica en Burdeos y todavía está en proceso de elaboración. Si dicha máquina es por ejemplo una cosechadora se produciría un cierto impacto en la producción de alimentos. Si la descoordinación es la norma podríamos encontrarnos con carencias y faltas de calidad en lo relativo a las necesidades más básicas.
Es por ello, que la economía socialista no puede prescindir de la planificación y el cálculo, aún superando toda explotación y toda atadura burocráticas. Y si partimos de que el socialismo solo puede ser una sociedad establecida a nivel mundial la complejidad de la red de producción se ve incrementada
En los próximas entradas del blog vamos a salir al paso de este debate de absoluta necesidad como punto de partida de cualquier movimiento que pretenda transformar realmente la sociedad (por supuesto a mejor, pues la opción contraria no es descartable por desgracia). Pues sin un constante reciclaje teórico y un aprendizaje de la realidad objetiva no es posible una teoría revolucionaria y sin teoría revolucionaria no hay revolución. Es este tremendo déficit teórico el que permite actualmente a las clases dominantes aplicar brutales medidas a pesar de las movilizaciones de masas, que sin descartar sus méritos (15-M, luchas en Grecia, Ocuppy Wall Street) no son suficientes siquiera para hacer retroceder levemente la determinación de los "peces gordos". O que movimientos como la "primavera arabe" acaben en guerras o con la victoria de los candidatos islámicos.
Este debate se está desarrollamdo actualmente en torno a los foros del Movimiento Socialista Mundial y el proyecto A World in Common. Vamos a intentar publicitar todos los debates en torno, así como traducir e intentar comunicar en la forma más didáctica las ideas clave.
El punto de arranque del debate es un artículo de Ludwig von Mises de 1920, en el que negaba categóricamente la posibilidad de cálculo económico racional en un sistema económico socialista. Específicamente, Von Mises argumentaba que en una economía puramente socialista no se puede fijar el precio de los "bienes de capital" de forma eficiente para cumplir con el propósito del cálculo económico. El argumento principal es que el socialismo busca eliminar el mercado y, sin mercado, no puede haber una base racional para la asignación de recursos, específicamente, para la creación e intercambio de bienes de capital. Según Von Mises, no habría en ese caso una razón económica para decidir cuales y cuántos bienes de capital se producirían, a quién se asignaríann ni a cambio de qué, es decir, supuestamente no podría haber cálculo económico. Además Von Mises argumentaba que el mecanismo de formación de precios sólo era posible mediante las relaciones de intercambio de bienes producidos sobre la base de de un régimen de libre oferta y demanda, lo cual implica además la propiedad privada del capital .
Más tarde el economista rumano Abba Lerner y el polaco Oskar Lange refutaron esta última conclusión construyendo explícitamente un modelo en que existía formación de precios sin mercado, y en el que de hecho podía alcanzarse la misma asignación eficiente de libre mercado sin necesidad de mecanismos de formación de precios. Esa contraargumentación estimuló fuertemente el debate.
Más tarde el economista rumano Abba Lerner y el polaco Oskar Lange refutaron esta última conclusión construyendo explícitamente un modelo en que existía formación de precios sin mercado, y en el que de hecho podía alcanzarse la misma asignación eficiente de libre mercado sin necesidad de mecanismos de formación de precios. Esa contraargumentación estimuló fuertemente el debate.
Antes del trabajo de Lerner y Lange, de hecho el debate ya había empezado. Durante la década de 1930 hubo numerosos intentos de refutar esta tesis por parte de F. Taylor, H. D. Dickinson, C. Landauer, E. Heimann y otros. Entre estos polemistas destaca Karl Polanyi cuya aversión tanto por la concepción del mercado libre como por el socialismo centralizado le habían llevado a tratar de elaborar una teoría positiva de la economía socialista. Polanyi consideraba que la economía de mercado y el socialismo centralizado eran dos formas de «libertad», y durante el transcurso de un seminario impartido en Viena en 1922 sobre guild socialism lanzó un desafío de debate a Von Mises sobre sus puntos de vista.
Por otra parte, la aportación de Leontief con su modelo input-output, permite transformar este cálculo en un sistema de ecuaciones, de resolución complejísima. No obstante, realizadas ciertas simplificaciones y gracias a la actual potencia de cálculo de los ordenadores se facilita enormenmente la resolución. Según Cottrell y Cockshott bastarían unos diecisiete minutos (sic) de cálculo con la potencia de cálculo de principio de los 90.
Por otra parte, la aportación de Leontief con su modelo input-output, permite transformar este cálculo en un sistema de ecuaciones, de resolución complejísima. No obstante, realizadas ciertas simplificaciones y gracias a la actual potencia de cálculo de los ordenadores se facilita enormenmente la resolución. Según Cottrell y Cockshott bastarían unos diecisiete minutos (sic) de cálculo con la potencia de cálculo de principio de los 90.
Prometemos nuevas aportaciones, de momento enlazamos con la información disponible en wikipedia:
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