Nuestro interés es rescatar estos textos históricos del movimiento obrero, no como oráculos divinos, sobre todo con una doble intención:
1. Contrastar las discusiones y los métodos de análisis de la época con los actuales, en los que la tendencia a la división de las corrientes que buscan transformar la sociedad y el sectarismo, ha creado un sesgo histórico: muchas de las ideas del socialismo del siglo XIX nos han llegado filtradas bajo la interpretación de otros autores, ya sean Lenin, Trotsky, Kautsky....; no necesariamente de forma malintencionada. Es más nosotros mismos estamos a favor de la continua renovación teórica y la superación de las "exégesis" de los "maestros socialistas" como el método prioritario de trabajo. No obstante, de tanto en tanto es necesario volver a los textos originales para buscar inspiración y cuestionar las interpretaciones interesadas de los autores.
2. Rescatar de manera superada propuestas en un momento histórico de vacío teórico, búsqueda de alternativas e incertidumbre respecto del futuro.
Extractos del Manifiesto Inaugural de la Asociación Internacional de los Trabajadores.
Londres Septiembre de 1864
"Nos referimos al movimiento cooperativo, y, sobre todo, a las fábricas cooperativas creadas, ...Es imposible exagerar la importancia de estos grandes experimentos sociales que han mostrado con hechos, no con simples argumentos, que la producción en gran escala y al nivel de las exigencias de la ciencia moderna, puede prescindir de la clase de los patronos, que utiliza el trabajo de la clase de las «manos»; han mostrado también que no es necesario a la producción que los instrumentos de trabajo estén monopolizados como instrumentos de dominación y de explotación contra el trabajador mismo; y han mostrado, por fin, que lo mismo que el trabajo esclavo, lo mismo que el trabajo siervo, el trabajo asalariado no es sino una forma transitoria inferior, destinada a desaparecer ante el trabajo asociado que cumple su tarea con gusto, entusiasmo y alegría."
"Al mismo tiempo, la experiencia del período comprendido entre 1848 y 1864 ha probado hasta la evidencia que, por excelente que sea en principio, por útil que se muestre en la práctica, el trabajo cooperativo, limitado estrechamente a los esfuerzos accidentales y particulares de los obreros, no podrá detener jamás el crecimiento en progresión geométrica del monopolio, ni emancipar a las masas, ni aliviar siquiera un poco la carga de sus miserias. Este es, quizá, el verdadero motivo que ha decidido a algunos aristócratas bien intencionados, a filantrópicos charlatanes burgueses y hasta a economistas agudos, a colmar de repente de elogios nauseabundos al sistema cooperativo, que en vano habían tratado de sofocar en germen, ridiculizándolo como una utopía de soñadores o estigmatizándolo como un sacrilegio socialista. Para emancipar a las masas trabajadoras, la cooperación debe alcanzar un desarrollo nacional y, por consecuencia, ser fomentada por medios nacionales. Pero los señores de la tierra y los señores del capital se valdrán siempre de sus privilegios políticos para defender y perpetuar sus monopolios económicos. Muy lejos de contribuir a la emancipación del trabajo, continuarán oponiéndole todos los obstáculos posibles."
"La conquista del poder político ha venido a ser, por lo tanto, el gran deber de la clase obrera."
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